20 ago 2018

DE PRECIOS Y ENGAÑOS, ALGO QUE NO ES NUEVO.

El tema de los precios en Manzanillo, es una saeta que altera la matemática y perturba el bolsillo sobre todo de trabajadores y jubilados.

Recientemente una mirada y gesto de pocos amigos, fue la reacción de una persona al frente de un puesto de ventas en el mercado agropecuario Guamá, al intentar comprar un producto.

El pedido, como es lógico, fue luego de leer la improvisada pizarra donde se visualizaban los supuestos precios, y efectuar los cálculos pertinentes.

Sin embargo al dirigirme al aparente cuidador de puesto, como así se presentó, me dijo con desenfado que el precio era otro, que allí donde se exhibía estaba mal, y se imaginarán que no era más barato, sino todo lo contrario.

Al decirle que lo arreglara, respondió con energía que eso no era de él, --aquí una violación evidente-- que cuando el dueño regresara lo arreglaría.

Es posible que algún cliente después asimilara aquella imposición, pero esta es una de las historias que se vive en diferentes lugares de Manzanillo y la sufren quienes sin muchos recursos se ven en la encrucijada de lo tomas o lo dejas.

Esta situación denota engaño y falta de respeto al pueblo, con precios amañados para engatusar al inspector y estafar al pueblo con precios excesivos de necesarios alimentos.

Otra situación que  genera disgustos entre los manzanilleros es la venta durante el carnaval infantil del pan con carne de cerdo asado a 10 pesos,
cuando lo establecido es un máximo de 5, y la pizza con carne a 15, en la avenida primero de Mayo, 

Esto presagia que durante el carnaval de adultos, del 23 al 26 de agosto, los precios serán un punto rojo a tener en cuenta por quienes deben velar porque se cumpla lo establecido.

Los ejemplos evidencian que el cuerpo de inspección debe estar alerta y atenta a cuanto malandrín quiera explotar al pueblo, que recibe su gran fiesta anual con deseos de pasarla bien en familia.

Para esos que se aventuran a timar al pueblo tengan presente que el engaño al consumidor es un delito con un marco sancionador de 6 meses a 2 años de privación de libertad o fuertes multas. 




Hacer valer los derechos de los consumidores es el dilema al que se enfrentan cada quienes son la razon de ser de vendedores, sobre todo los que ejercen el trabajo por cuenta propia.


Esta es una polémica que se sufre cada dia desde la entrada en vigor de la Ley de oferta y demanda, que nada tiene que ver con nuestra economia, y autoriza a los particulares a subir los precios segun lo estimen.


Ojalá en se pudiera añadir, al proyecto de constitución que millones de cubanos analizan, discuten y le aportan, la prohibición de la dañina ley, con el fin de poner la balanza en su justo lugar.

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