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12 nov 2017

QUIÉN LE PONE EL CASCABEL A LA CONTAMINACIÓN DEL REGGAETÓN



El Reggaetón es uno de los géneros musicales que más preferencia gana entre los jóvenes por su difusión en los últimos años, en medios de comunicación y alternativos.

Su música contagiosa en la que se combina el reggae con el rap y el hip hop, hace que hasta los adultos, cuando la escuchan, sientan deseos de tirar un pasillo, como se dice en el argot popular.

No obstante, el talón de Aquiles más allá del género musical, está, sin lugar a dudas, en la letra de algunos temas, que denigran al ser humano, y con mayor énfasis a las mujeres, temas que sin dudas van dirigidos a un segmento poblacional que fácilmente se apropia de conductas que reciben desde ese ritmo.

A mí me gustan mayores
De esos que llaman señores
De los que te abren la puerta
Y te mandan flores.

A mí me gustan más grandes
Que no me quepa en la boca
Los besos que quiera darme
Y que me vuelva loca.

Este es un fragmento de uno de esos temas banales que hoy prolifera entre sus hijos, sobrinos, nietos o vecinos, es decir entre la población infantil sobre todo, mensajes que van calando en el imaginario de este segmento de población, y es por ello que se hace necesario combatir estas propuestas artísticas, que van de lo antiestético a lo vulgar, transitando por lo inmoral.

Entre la población infantil y adolescente, principalmente, es normal tararear estos temas, que casi son himnos en todas partes, incluso hasta en actividades en centros educativos, pero además en discotecas, y audios contratados por el estado y es aquí donde hay que poner freno de una buena vez.

Lo ideal es que cuando uno de nuestros jóvenes salga de nuestras casas a un centro recreativo, estemos confiados de que en esa instalación ese joven se esté enriqueciendo culturalmente, porque es allí donde se debe promocionar la mejor y más auténtica música cubana o extranjera, pero de excelente factura.

Lamentablemente no está ocurriendo así, no se está combatiendo, no se está cumpliendo la política musical por decirlo de alguna manera, y otro factor que influye aún más es la familia, donde el niño crece escuchando lo que se pone en la casa, y hoy no son pocos los hogares que a todo volumen consumen esta música pero que además la irradian para todo el barrio, y no pasa nada.

Y de esta manera el individuo que está consumiendo estos estímulos sonoros con deformaciones culturales seguramente lo va a proyectar a su entorno, que lógicamente y quizás inconscientemente se está apropiando de un mensaje que nada tiene que ver con los valores que debe poseer una persona y de lo cual el estado se ha preocupado durante décadas.

Hoy cualquier joven tiene en su poder lo que quiere y no tanto lo que debe, materiales que se difunden alternativamente, entre ellos  archivos de audio, video e imágenes de cualquier tipo, y ya no son pocos los que no tienen un dispositivo personal de almacenamiento de datos.

Como si fuera una meta: entre más burda sea la composición de la canción, más se disfruta, un fenómeno que va calando la sociedad  con un propósito, y no creo se trate de épocas, pues en cada una de ellas han existido sus polémicas, pero no como lo que se percibe hoy.

En nuestro sistema educativo, se impone la incorporación de un espacio dedicado a la apreciación de nuestros autores y su música, algo que, a mi juicio, posibilitará que el estudiante pueda de alguna manera conocer la exquisita historia musical del país.

El Reggaetón es un estilo de música bailable urbana y latina, y muchos son sus exponentes foráneos y coterráneos que aclaman porque más allá de la crítica se prestigie el género musical, entonces… quienes sino, para demostrar el gusto estético del género desde el propio valor de los mensajes que se trasmiten.

La música es arte, cultura, disfrute, pero también es crear valores, y sobre todo en las nuevas generaciones, porque no se olvide, que lo que mucho se repite, se aprende. 

Por tanto, apostemos por buenas composiciones, sean de un género musical u otro, pero que siempre prime la calidad, y que en nuestros espacios públicos se difunda lo mejor para el disfrute y madurez cultural de la sociedad.               
                                            
“La familia, la sociedad, la señora en el círculo infantil que quizás no tiene modelos culturales sólidos, después los amigos todo lo que entra por todas partes porque hoy tenemos que hacer política cultural a la intemperie, sometidos a todos los vientos, sometidos a todas las influencias, a todas las contaminaciones, por eso es tan importante formar en el niño, en el adolescentes, en el joven modelos y paradigmas culturales auténticos.”

Estas palabras de Abel PrietoJiménez, Ministro de Cultura, forman parte del llamado a combatir las propuestas artísticas banales.