Llegó a Venezuela hace 8 meses, una experiencia que le lleva a anhelar los mínimos detalles de la ciudad que espera la celebración del aniversario 225 y de la que siente orgullo natural.
Y qué decir de su familiares que en un reciproco sentimiento se añoran contantemente aun con el costo que implica la comunicación, declara la joven doctora.
Ella llegó al municipio de Guácara en el estado de Carabobo como oftalmóloga, a solo unos meses de haber recibido su título de medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Granma.
La Manzanillera Naylin González Lastre, desde el primero de noviembre llegó a Venezuela, y aunque labora en 2 Centros de Diagnostico Integral CDI, dice sentirse muy bien, todo le queda cerca, y comparte su espacio de descanso con una estomatóloga de Ciego de Ávila.
El trabajo de Nailín consiste en diagnosticar a pacientes con catarata y pterigion para un plan quirúrgico, orienta exámenes correspondientes, los revisa y luego les hace la referencia.
Donde vive dice ser una ciudad tranquila, a 2 horas en auto de Caracas la capital, me comenta en una conversación fluida a través de la red social facebook, y agrega que allí hay otros manzanilleros diseminados por el estado que no llega a contar.
Agrega que lo que más se extraña es la familia, el calor y la simpatía de sus coterráneos y que no cambia a Cuba por nada por la paz y la tranquilidad algo que no tiene precio.
Cuando uno sale se da cuenta del valor que tiene las raíces, las costumbres, y de la inigualable riqueza del pueblo que es el mejor del mundo, aun con algunas cosas que nos falta y que por eso luchamos.
Mientras el tiempo de vacaciones llega, Nailin estudia en su tiempo de descanso, le esperan algunos meses para estar con su familia y luego retornará para seguir ayudando al pueblo venezolano.
Desde Guácara en el estado de Carabobo la doctora Naylin González Lastre de 25 años de edad envía una felicitación a todos los manzanilleros por el onomástico de la ciudad, de la cual se siente orgullosa por representarla fuera de Cuba.
Y qué decir de su familiares que en un reciproco sentimiento se añoran contantemente aun con el costo que implica la comunicación, declara la joven doctora.
Ella llegó al municipio de Guácara en el estado de Carabobo como oftalmóloga, a solo unos meses de haber recibido su título de medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Granma.
La Manzanillera Naylin González Lastre, desde el primero de noviembre llegó a Venezuela, y aunque labora en 2 Centros de Diagnostico Integral CDI, dice sentirse muy bien, todo le queda cerca, y comparte su espacio de descanso con una estomatóloga de Ciego de Ávila.
El trabajo de Nailín consiste en diagnosticar a pacientes con catarata y pterigion para un plan quirúrgico, orienta exámenes correspondientes, los revisa y luego les hace la referencia.
Donde vive dice ser una ciudad tranquila, a 2 horas en auto de Caracas la capital, me comenta en una conversación fluida a través de la red social facebook, y agrega que allí hay otros manzanilleros diseminados por el estado que no llega a contar.
Agrega que lo que más se extraña es la familia, el calor y la simpatía de sus coterráneos y que no cambia a Cuba por nada por la paz y la tranquilidad algo que no tiene precio.
Cuando uno sale se da cuenta del valor que tiene las raíces, las costumbres, y de la inigualable riqueza del pueblo que es el mejor del mundo, aun con algunas cosas que nos falta y que por eso luchamos.
Mientras el tiempo de vacaciones llega, Nailin estudia en su tiempo de descanso, le esperan algunos meses para estar con su familia y luego retornará para seguir ayudando al pueblo venezolano.
Desde Guácara en el estado de Carabobo la doctora Naylin González Lastre de 25 años de edad envía una felicitación a todos los manzanilleros por el onomástico de la ciudad, de la cual se siente orgullosa por representarla fuera de Cuba.
Como esta doctora, miles de cubanas y cubanos en estos momentos ayudan a otros pueblos de varios continentes, para ellos el reconocimiento por lo que representa estar lejos de la patria cumpliendo con el deber sagrado de llevar uno de los derechos elementales de la sociedad: la salud.