Muchos años han pasado ya, 14 para ser exacto,
aunque no parecen tanto, pero si son ya para contar desde aquella visita de Fidel
a Manzanillo, en la que dejaba inaugurado un novedoso programa de estudios
conocido por Curso de Superación Integral para Jóvenes (CSIJ)
Corría el año 2 000 y la incertidumbre de miles
de jóvenes se hacía cada vez mayor, no sólo de ellos sino de sus familiares, de
la sociedad toda al poseer alrededor de 15 mil de sus hijos sin posibilidades
de estudio o trabajo.
Antes del inicio del segundo milenio y hasta la
llegada CSIJ la tasa de desempleo de Granma era, en aquel momento, de 10,7 por
ciento; y específicamente en Manzanillo, la cifra era impresionante, pues
muchas entidades se habían parado en el período especial.
La situación se tornó muy compleja para los
muchachos que por allá con la llegada de los años 90, encontraron un panorama
diferente, miles de familias manzanilleras y de otras regiones no pudieron mandar
a sus jóvenes a los preuniversitarios por la escases de todo, luego de la caída
del campo socialista.
La alimentación, el vestuario y el calzado, así
como lo demás y muy necesarios artículos de aseo personal y para el hogar, todo
prácticamente inexistente a partir de la llagada de la década del 90.
Muchos jóvenes se lanzaron con todo ímpetu a continuar
sus estudios con enorme sacrificio, escuche anécdotas de algunos que iban en
bicicletas desde Manzanillo hasta la universidad de Holguín; estamos hablando
de más de 130 kilómetros, sin embargo la tirada era insostenible.
Por esto mayoritariamente muchos jóvenes no
fueron a las universidades cuando tenían todas las condiciones académicas y de
rendimiento para ser profesionales competentes, la cruda realidad se impuso y
la mayoría abandonó los estudios por razones obvias, mientras el país se debatía
en la resistencia ante una anunciada caída del socialismo.
Los cubanos y cubanas resistieron a los duros e
inolvidables 90, y había que hacer algo pues la marea de jóvenes crecía cada vez
más, muchachos y muchachas inteligentes, con talento, pero que no pudieron
llegar a la universidad.
Pero a esto, Fidel nunca le dio la espalda, allí estaba
pendiente la mente maestra, y a cientos de Miles de esos jóvenes les ofreció la
oportunidad de estudiar y además de pagarle para que lo hicieran, una idea
genial e increíble a la vez.
Corrió el año 2 000 y se murmuraba de esta idea
en las calles pero nadie tenía la certeza de que era, y como iban a pagar una
mensualidad, que si bien era mínima, al menos incentivaba a los muchachos a ir
a un centro de estudios en las noches.
Pasado el primer curso, aun no se vislumbraba con
certeza que sería de esos jóvenes y de su futuro, y mientras les seguían pagando,
lo que por su puesto no tuvo pocos detractores en la sociedad, pero si era una
idea muy bien concebida por el líder de la revolución.
Con la llegada del segundo curso 2001-2002, la
idea se perfilaba a preparar a esta masa juvenil, la mayoría con familias, para
abrirle las puertas de la universidad a la que un día aspiraron pero por razones
objetivas no pudieron.
Miles de jóvenes de todos los repartos y barrios de
la ciudad, y otros que venían desde zonas rurales, todas las tardes se
reencontraban en las instituciones docentes donde los esperaban experimentados
profesores, con el objetivo de dotar de conocimientos a esos hombres y mujeres.
En cada uno de estos centros, miles de anécdotas
buenas y menos buenas surgieron, amores, amistades, conocidos, era el ambiente
de estudiantes que todos añoraban y que la Revolución con Fidel al frente les
estaba devolviendo.
Llagaba el 28 de marzo del año 2002, y es una
fecha muy marcada en miles de corazones de cubanos y cubanas, era la presencia
de Fidel en la Plaza Celia Sánchez Manduley de Manzanillo, para inaugurar el
CSIJ con 12 124 de sus protagonistas.
Aquella noche, el nerviosismo característico por
la presencia en Manzanillo de este hombre se acentuaba, mas en aquellos a quienes
el Comandante dirigió sus palabras, su esfuerzo, y desvelos por ofrecerles un
futuro mejor, si pensar quizás que con su partida, dejaría miles de
profesionales formados.
Hoy cada uno de esos profesionales sienten con
orgullo haber pertenecido a este programa, al que Fidel le tuvo una fe enorme, porque
siempre confió en los jóvenes y en ellos todo su tiempo invertido no fue en
vano.
Hoy esos jóvenes profesionales en medicina, tecnologías
de la salud, Contabilidad, Derecho, Estudios Socio Culturales y Comunicación Social
entre otros, sienten la pérdida de un guía, un padre, un maestro y no solo dan gracias,
sino que está presente en cada uno de ellos el compromiso de ser mejores
cubanos, revolucionarios y profesionales.
Hoy este ejercito de profesionales rendimos
homenaje al hombre que nos permitió ser y formarnos como hombres y mujeres de
bien, especialmente quien escribe porque yo soy uno de esos jóvenes. Hasta
Siempre Comandante!!!